21/01/2021

Carmen Martín Gaite cambió Piñor en ficción e memoria

Emprendimiento en Barbadás

Carmen Martín Gaite

Carmen Martín Gaite

  • Escribió y vivió alrededor  de San Lourenzo de Piñor, donde hizo  de la literatura “no solo ficción, sino memoria” y  así puede comprobarse en sus  libros, conferencias, artículos y cuentos, con los que formó parte de la “Generación del  Medio Siglo”, la de los años   50, y en los que puso su  “paraíso” en Barbadás en el campo de la literatura, tal como cuenta ella e los que la estudiaron.

 

  • Conozcas o no alguna obra de esta escritora (Salamanca en 1925 – Madrid en 2000), te gustará  saber que era “Carmiña” tanto en los veranos que pasó en  San Lourenzo de Piñor como el  resto del  año en las  casas de la familia en Salamanca primero, y después en Madrid.

 

  • Su madre fue la orensana María Gaite casada en Salamanca con José Martín (de Valladolid y notario en Salamanca y Madrid). Los abuelos maternos, de Allariz, tenía  una finca en Piñor y en ella construyeron una casa en la que la familia pasaba cuatro meses al año (de julio a setiembre) después de un “largo viaje en tren con parada en Astorga, cargados de maletas”.

 

  • Y desde donde esté, intentamos que nos cuente su vida en Piñor, la “patria” de su infancia. A cuatro quilómetros de la ciudad de Ourense, en la que varios de  sus antecesores fueron intelectuales y  creativos en los  años de cambio entre los siglos  XIX y XX.

 

  • Ni Carmen ni su hermana Ana María, fueron al colegio de pequeñas porque el padre no quería llevarlas a colegios religiosos en Salamanca, así que tenían profesores particulares para asistir a clases en casa, también con su padre. Los veranos  de Piñor hasta los años 50, fueron su tiempo de “fantasías” y los paisajes  y personas que conoció, se encuentran en casi todos sus escritos. 

 

Piñor en la literatura

  • “Las verdaderas ataduras son las que uno escoge, las que se busca, pudiendo no tenerlas”, y así resume los siete relatos del libro “Las ataduras” publicado en 1959, protagonizado por Alina, de 10 años, y la relación con su padre. Los espacios de esta obra son paisajes de Piñor, reales o imaginados: As Pipileiras, Ousande…

 

  • En Alina, como en Carmiña, chocaban  su deseo de libertad y el  de no decepcionar a la familia. La misma contradicción que ella pudo vivir con un padre “abnegado y tenaz” u una madre que le enseñó  a fantasear y a coser.

 

  • “Parecía que no me estaba enseñando nada”, recuerda  Carmiña, pero la madre se ensoñaba cuando cosía junto a la ventana de la  sala, no al atardecer. “De tanto mirar, aprendí a fugarme yo también”, recuerda.

 

  • En los  veranos de los años 50, tonteaba  con Rafael Sánchez Ferlosio, y recibía en Piñor mensajes que le escribía durante la “mili” en Marruecos, a través del poeta orensano Víctor Campio.

 

 

  • Carmiña no conoció a los abuelos maternos, de Allariz, pero en 1957 llevó el  premio Nadal con la novela “Entre visillos” firmada  con el nombre de su abuela   Sofía Veloso. Este año murió su hija.

 

  • Dieciséis años después la  segunda novela “Retahílas” transcurre en el  pazo de Louredo (nombre literario para el pazo de Piñor) en el que se entretejieron,  de modo novedoso, dos largos monólogos, encadenados como extensos rosarios en la conversación de dos personas.  Eulalia y Germán (tía y sobrino), se juntan en el  pazo para cumplir los últimos deseos de la matriarca de la familia. Allí pasan horas hablando de todo, también de la cercana piedra do “Tangaraño” y   su ceremonia sanadora.

 

  • “Es una de mis novelas favoritas pues plantea una nueva forma de diálogo entre sexos, rompiendo estereotipos de lo femenino y lo masculino, con claras referencias a espacios y vivencias de mi familia en Piñor y a la Guerra Civil”, según relató Carmiña a una amiga.

 

  • El último verano  familiar en Piñor fue en los años 60, la casa fue vendida cuando los padres de Carmiña y Ana María decidieron vivir en El Boalo (Madrid) todo el año. Pero Piñor siguió en Martín Gaite.

 

 

Cosa de familia

  • Y así lo descubrió David González Couso , que leyó con otros ojos las obras de Martín Gaite y encontró vivencias gallegas de la autora en todas ellas. En “Caperucita en Manhatan”(1990) , “La Reina de las Nieves” alrededor de un pueblo marinero que conoció en la  Coruña en el año 1971 y también en  trabajos académicos como “Ocho siglos de poesía gallega” publicado en 1972 y resultado de un intento previo de tesis doctoral sobre los cancioneros galaico-portugueses.

 

  • En “El cuarto de atrás” hay un aparador evocador. “Era un mueble grande que estuvo muchos años en la casa de mis padres en Salamanca. Era de madera de castaño y lo había comprado mi abuelo Javier Gaite por 300 pesetas. Eso me contó mi madre y así conocí a mi abuelo, profesor de Geografía que rodó por varias provincias llevando de acá para allá el aparador que conoció muchas ciudades y muchas casas”.

 

  • El abuelo  Javier Gaite fue catedrático de Geografía no instituto Otero Pedrayo de Ourense, su tío abuelo Antonio Gaite, promotor de una pila voltaica para alumbrar toda la ciudad que no triunfó, cofundador del Ateneo de Ourense y editor del periódico El Orensano, el  también catedrático de Geografía, Xoaquín Gaite (tío materno) amigo en Salamanca de Miguel de Unamuno, fusilado en agosto de 1936.

Carmen Martín Gaite-Foto Amado Perille

Foto Amado Perille

Casa de Carmen Martín Gaite
Foto de Rosa Veiga 20.01.2021

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Esta “entrevista” de ficción ha sido posible con textos, relatos y referencias que se pueden encontrar, varios de ellos, en los  enlaces compartidos en este texto.

El retrato de Carmiña es del año 2000, en el que murió, y procede del archivo de la Biblioteca digital de Castilla y León .

La imagen de Ousande es de Amado Perille, portada del libro “Os perfís galegos de Carmen Marín Gaite” de David González Couso, cedida por él.

La foto de la que fue la casa Gaite es actual.

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