01/04/2022
El escultor José Manuel Pateiro crea un “Ícaro” y pinta cada día en Parada de Piñor
Sociedade en Barbadás

- El pintor y escultor de Parada de Piñor José Manuel Pateiro Guede retomó su trabajo en una piedra monumental de la que está saliendo Ícaro y su padre Dédalo, dos personajes mitológicos griegos que huyeron de una torre en la que estaban presos después de construir alas con plumas de pájaro pegadas con cera de una candela.
- Esta “pieza”, según nos contó Pateiro, está comenzada desde hace 15 años y la retomó hace unos meses y no parará hasta finalizarla. Cuando lo haga, espera que el destino de la imagen no quede lejos “para no perderla de vista” como ocurrió hasta ahora con las que hizo antes.

- Entre ellas la escultura de la “Familia” de la rotonda central de la Valenzá, cubierta por pancartas, colores, luces y el “ atrezzo” necesario para muchas celebraciones del calendario anual, y también la de “ Píramo y Tisbe”, los amantes de piedra que poder verse en el barrio del Puente, en el jardín que está donde finaliza el Puente del Milenio.
- “No trabajo nunca bajo encargo, y cuando finalizo las obras alguien se va interesando y las lleva”, detalla Pateiro en un descanso de su “trabajo”. “Desde pequeño me gusta dibujar y por ese motivo estudié Formación Profesional para ser Delineante, en la Farixa, aunque nunca trabajé como tal, pero nunca dejé de dibujar”, relata.
- Del dibujo pasó a la pintura y de esta hasta la piedra. “Mi padre era cantero así que conocía las herramientas y el material y comencé a trabajarlo. Ahora pinto con óleo y esculpo, siempre despacio, pero todas las tardes”, confesa.

- La primera escultura que hizo era un hombre atado a una columna “de tamaño natural”, y está bien cerca de su casa en Parada de Piñor.
La siguiente es la de “ Píramo y Tisbe”, de la que hizo un bosquejo en papel y después en terracota. “La mostré en el ayuntamiento de Ourense y me la pidieron así que las hice finalmente en dos bloques de piedra”.
- La tercera iba a ser la figura de un hombre sentado “como una especie de estudio anatómico” y cuando estaba comenzado, el fallecido Recaredo Paz la vio y quiso que la había adaptado para el jardín delante del edificio de la asociación Aixiña y, allí está.
Siete meses con cada piedra
- La idea inicial de Pateiro es trabajar con el cincel para él mismo, y lo hace con calma, así que cada uno de sus trabajos le llevaron entre 7 y 8 meses. A pocos metros del “Ícaro” sin finalizar, está “Job” ya finalizado.
- La escultura del nuevo Ícaro acompañado de su padre el escultor Dédalo, tiene lecturas diferentes y hay que recorrerla en círculo para descubrir los diferentes elementos, incluido un relieve del Minotauro de la isla de Creta. “Están padre e hijo en el momento de preparar las alas, un momento importante que les va a cambiar la vida, con sus consecuencias, y saben que lo tienen que hacer para librarse del Minotauro, aunque sea una decisión que les desborde”.
- Pateiro comienza cada tarde (después de su trabajo de las mañanas) con el martillo y cincel en las manos, delante del bloque de piedra, y finaliza el día delante del lienzo, últimamente delante de la pintura de una mujer asomada la una ventana y los juegos de reflejos y sombras alrededor de un niño.
- “Hace años hice una exposición en el desaparecido café Isaac y después comencé con estudios anatómicos también basados en retratos de amigos y conocidos a partir de fotos suyas”, explica el pintor-escultor.

- En su casa, lienzos, pinturas, disolventes, pinceles, piedras gigantes y herramientas de cantero-escultor ocupan espacios interiores y exteriores, donde también pueden verse obras acabadas como la del santo “Job” y cuadros en escaleras y muros con niños jugando.
- Uno de sus hijos ya experimenta también en las dos disciplinas.
