16/04/2021
La gran familia de A Valenzá en el bar “A Farola” de Teresa
Emprendemento en Barbadás
- Teresa Rodríguez Álvarez abrió en 1983 un bar en A Valenzá, al pie de una farola.
- Toda su familia se instaló en un edificio en obra que fue de los primeros en la finca Vaamonde. Su hijo fue el primero en registrarse en el ayuntamiento con Eloi Sabuz (un vecino que muchos recuerdan con cariño por su atención y ayuda en trámites burocráticos).
- El bar “A Farola” abrió en la calle A, la primera urbanizada. En el resto de A Valenzá, según recuerda Teresa, estaban abiertos “O Carrabouxo” y el “Tufo”, uno en cada extremo del pueblo. Su marido José Luis trabajaba en la Citröen, en el polígono industrial, y “un sueldo no llegaba para mantener una familia y una casa a medio hacer” así que planteó en casa que quería trabajar.
- “Hablamos con el aparejador preparar el bajo pensando en un bar, porque no había ninguno en esta zona nueva, aunque yo de bares no sabía nada”, y recuerda la presencia continua de su cuñada Carmen, para ponerlo en marcha y atenderlo.
- A partir de la inauguración el 20 de febrero de 1983, Teresa comenzó a tener una gran familia. Hermanos, cuñados, marido e hijo, comenzaron a añadirse; Julia, la da tienda que ya llevaba años abierta a pocos metros, y nuevos vecinos y vecinas con los que aún comparte la peña de A Farola, que recuperará encuentros tras la pandemia.
- “Desde el primer momento, este bar fue el salón de la casa para muchas familias porque en él celebramos cumpleaños, chocolatadas en Navidad, parrilladas en los carnavales….”. Recuerda también celebraciones de partidos de fútbol con empanada, tortillas y chorizo para todos, los 110 chupa-chups que dio a un grupito de Samaín que llegó con “truco o trato”… “Aquí se celebraba todo y la cafetería estaba siempre llena de niños y niñas”, asegura.
- En 44 años solo cerró por el fallecimiento de sus padres y suegros, y un día para celebrar la primera comunión de su hijo, José Luis. “Y aún ese día, abrimos por la tarde, porque teníamos la fiesta en el bar y muchos amigos y vecinos comenzaron a pasarse después de la comida para felicitarnos, y abrimos para atenderlos”, explica divertida.
Cinco años sin agua ni luz
- En los primeros años, el agua llegaba en garrafas y cisternas para la casa y para la cafetería, y la luz fue de obra durante años, hasta la llegada de un transformador para nuevas construcciones de la zona.
- Las obras de la carretera de Celanova fueron la primera gran oportunidad para el bar de Teresa y se fue llenando de trabajadores y jefes llegados de Madrid. “La oficina estaba cerca y entre las 7,30 y las 22,30 los desayunos, comidas, cafés y partidas fueron en este bar”.
- “Nosotros vinimos de Gomesende pero aquí vivimos también como en un pueblo, y siempre tuvimos ayuda y apoyo de todos, como en aquellos sin luz ni agua”, y relata que en el Carrabouxo tenían nevera para los congelados y a ella se los vendían al detal porque no tenía luz para una nevera, ni en la casa ni en el bar.
Habrá fiesta de cierre
- La pandemia obligó al cierre total el 13 de marzo de 2020, y desde esa, “La Farola” abrió intermitentemente hasta que decidió cerrar definitivamente. El negocio se traspasa y Teresa asegura que cuando reabra habrá fiesta por su cierre.
- “Tengo mucho que agradecer y celebrar con las personas que siempre estuvieron por aquí”, y así lo anuncia para quien quiera unirse a ese encuentro, en cuanto sea posible.